Es lo que hacemos todos: nos lanzamos, y esperamos poder volar. Porque si no es así, caeremos como piedras. Y durante la caída nos preguntamos: ¿se puede saber por qué he saltado? Pero aquí estoy, cayendo. Y sólo hay una persona que puede hacerme creer que vuelo: y eres tú.
sábado, 11 de enero de 2014
Y yo dando mi alma por tocarte por madrugada, que ínfimo valor el mío, o que injusto traidor por no verte amanecer.
En que lastre se convierte la vida cuando solo quedan los despojos, donde se quedó mi vida, la que buscaba la belleza, disfrutaba de los sueños, dibujaba las certezas...
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